Siempre es un honor y una enorme satisfacción compartir las reflexiones de los hermanos zapatistas.
Del EZLN
Sobre cómo
lo estoy viviendo:
Con
tranquilidad, rebeldía y prudencia. En la comunidad, es decir fuera de la
ciudad, la situación es muy otra; los alimentos están en la huerta, hay
reservas de maíz y frijol, todos los días tomamos aguas calientes medicinales,
ejercitamos el cuerpo con en el trabajo agrícola y de pequeña ganadería.
El pánico no
es tan grande porque no hay suficiente tiempo como para perder el día viendo
Fake News, teorías de conspiración y las cadenas del mal gobierno.
Las
relaciones sociales son las justas y necesarias, la solidaridad es absoluta con
el conocido y el extraño.
La
vida no para, no hay como quedarse en casa, los animales morirían de hambre y
las chacras podrían perderse.
No hay
expectativas sobre ayudas del estado, el estado históricamente ha abandonado y
permitido la explotación de estas tierras.
Los niños
sin clases en la escuela aprenden más de su cultura y lengua en casa con sus
familias, en especial con sus abuelas y abuelos.
Sobre los
pensamientos políticos que me atraviesan: Las ciudades hijas de la modernidad
capitalista están diseñadas para enriquecer a las élites en cada crisis, para
desaparecer a los más vulnerables y dejar en casa, inmóvil, a una clase media
asustadiza y cómoda, que no hace otra cosa que consumir información de pánico y
gastar su poco dinero guardado como si fuera el fin del mundo.
El fin del
mundo comenzó con el triunfo del capitalismo y su complejo sistema de
destrucción de la vida y los elementos naturales que sostienen el planeta.
No sólo
tenemos una emergencia sanitaria, tenemos una emergencia climática, de escasez
de agua, de refugiados víctimas de la guerra en medio oriente, del narcotráfico
en Latinoamérica y refugiados ambientales por la destrucción de sus ecosistemas
de vida, tenemos un incremento exponencial de femicidios en todos los
continentes y una corrupción cada vez más descarada en todos los niveles de
gobierno; la crisis es sistémica y la solución lo debe ser igual.
No basta con
lavarnos las manos y ponernos una mascarilla, tenemos que construir otros
mundos posibles y tejer nuevas arcas.
Sembrar
nuestros alimentos, organizarnos, recuperar la medicina natural, apoyarnos en
la ciencia autónoma, crear más escuelas, colegios y pluriversidades libres,
encontrar grietas en las crisis y re-plantearnos el modo de vida colectiva, es
la tarea de las y los rebeldes, junto a muchas a otras que surjan de los
acuerdos asamblearios.
Ánimo en
este tiempo en el que estamos viviendo uno de los síntomas del colapso global,
este virus es uno de los muchos que tiene infectada a la humanidad y al mundo.
No me quedo
en casa, nuestra tarea como insurgentes es organizarnos con los de abajo, con
los del páramo y la selva, para construir mundos muy otros donde el virus del
capitalismo-patriarcal y todos sus males: pandemias, extractivismo, machismo,
colonialismo, discriminación, violencia, ecocidios, etnocidios, imperialismo y
sistema de partidos políticos, no puedan entrar.
Att.
#SombreroRojo